La cualidad amorosa y la energía de Reiki son recibidas y disfrutadas de forma asombrosa por la sutileza y la sensibilidad infantil. Las niñas y los niños están particularmente abiertos a la percepción de los campos espirituales y se entregan sin reservas a su descubrimiento. El contacto con Reiki, tanto a través de la práctica como de un tratamiento, estimula positivamente el desarrollo de su individualidad, creatividad y afectividad, llevándoles a un crecimiento pleno, consciente y con un desarrollo mayor de sus habilidades. El Reiki les ayuda a identificar y conducir sus diferentes estados emocionales así como a asumir la responsabilidad de sus acciones. Aprenden a meditar, adquieren mayor seguridad y confianza, desarrollan su sensibilidad y empatía, descubren su intuición y toman conciencia de sus propias capacidades, todo ello sin juzgar, sin auto culparse ni culpar a otros.
Tratamiento infantil Por regla general, suele ser suficiente un tratamiento de veinte o treinta minutos. Si el niño o la niña son muy inquietos y les resulta difícil permanecer en la camilla, es aconsejable hablarles y darles la posibilidad de hacer el tratamiento sobre una silla. Se trata de buscar siempre la solución que les resulte más cómoda. Casi siempre acaban volviendo a la camilla. En algunos casos les encanta participar en la preparación del tratamiento, lo viven como una manera de implicarse y sentirse bien antes de empezar a recibir Reiki. En el caso de los bebés es mejor hacerlo mientras duermen.